LA ESTELA 22 DE IZAPA. TRES VISTAS: LUZ NATURAL, EQUINOCCIAL Y CON LÁMPARAS.
(Prof. Javier Tovar)
En Izapa Chiapas, está un sitio arqueológico muy importante que data desde el preclásico inferior (2,000 a.C).
El lugar hay muchas estelas importantes, que debido al tiempo, muchas se encuentran poco visibles, erosionadas y algunas hasta destrozadas.
Para el presente ensayo, quiero mostrar que una figura labrada en una estela sobresale cuando se alumbra con lámpara.
Antes explicaré un poco de que trata dicha piedra labrada.
En el libro Izapa Sculpture de V. Garth Norman, se encuentra una descripción muy concisa que explica que la mencionada Estela, fue encontrada en dos fragmentos, esto sucedió cuando la carretera a la Costa del Pacífico se iba a construir. A pesar de la destrucción parcial y de la erosión por el clima, la estela 22 se limpió y se colocó en un lugar que, parece ser fue la original, eso lo digo yo porque estuve presente en un 23 de septiembre en el equinoccio de otoño, en donde pude ver La Luz solar que pegó en la estela e hizo que las líneas de grabados sobresaliera, como cuando experimentamos con una lámpara.
Como decía, la Estela 22 muestra un paralelo o continuación con la estela 67, hoy colocada en el Juego de Pelota del Conjunto “F”.
De abajo a arriba se hallan unos peces que van de izquierda a derecha, en la parte central está un personaje con un gran tocado, encima de los peces y del agua, se observa un barco con un personaje central muy importante. Un brazo sobresale de la parte central.
Esta es la foto de la Estela 22. Fue tomada con luz natural. Noten que las figuras no son sobresalientes.
Foto 1. Luz natural.
Foto 2. Luz de equinoccio.
Foto 3. Luz con lámpara.
Esto quiere decir que probablemente estas estelas fueron hechas para verse con luz equinoccial, es decir en fechas sagradas o bien he planteado la idea de que fueron hechas para verse con luz de fuego, por medio de antorchas, y que el movimiento natural de la flama por el viento, diera la impresión de movimiento en los objetos tallados en la piedra. Esto último fue una idea que pensé al estar alumbrando con lámparas y cuándo vi que las sombras producto del resultado del tallado de la piedra, cambiaban de movimiento, evidentemente porque movía la luz.
Obra consultada:
Gart Norman. Izapa Sculpture. Provo, Utah. 1976. New World Archeological Foundation
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