lunes, 14 de octubre de 2024

“LOS SACRAMENTOS ENTRE LOS AZTECAS”

Por el Prof. Javier Tovar – De Central de las Escrituras.

Hoy les daré a conocer un tremendo paralelismo que encontré entre el Sagrado Libro de Mormón y una costumbre ancestral azteca, relacionada con la práctica de tomar sacramentos, que los Santos de los Últimos Días conocemos perfectamente, porque la celebramos cada domingo.

Como sabemos, en el Libro de 3 Nefi está una escritura donde relata como Jesucristo, luego de su Resurrección vino a este continente, ministró y enseñó acerca de los sacramentos (pan y agua).

Los sacramentos entre los nefitas.

Una vez que vino a América después de su Resurrección, enseñó como administrar los sacramentos:

Primero mandó a sus apóstoles que le llevaran pan y vino

“Y aconteció que Jesús mandó a sus discípulos que le llevasen pan y vino” (3 Nefi 18:1).

Posteriormente hizo lo que los santos de la Iglesia restaurada hacemos semanalmente, es decir, una vez bendecidos, comemos y bebemos:

“Y cuando los discípulos hubieron llegado con pan y vino, tomó el pan y lo partió y lo bendijo; y dio a los discípulos y les mandó que comiesen”. (3 Nefi 18:3).

Después les explico la razón de hacer esa ordenanza:

“Y haréis esto en memoria de mi cuerpo que os he mostrado. Y será un testimonio al Padre de que siempre os acordáis de mí…”. (3 Nefi 18:7).

Lo mismo sucedió con el vino:

“Y siempre haréis esto por todos los que se arrepientan y se bauticen en mi nombre; y lo haréis en memoria de mi sangre…” (3 Nefi 18:11).

El pan se comería en memoria (o representación) de su cuerpo, y el vino en memoria de su sangre.

Esta enseñanza quedó como mandamiento y costumbre en aquella cultura que la recibió directamente del Salvador, pero con el tiempo vino la apostasía y se olvidó el verdadero objetivo, quedando solo reminiscencias de una ordenanza completa y salvadora.

Los sacramentos entre los aztecas.

Hace mucho tiempo mi compañero Raúl Torres (q.e.p.d.), me comentó que había una relación muy clara entre los sacramentos como lo conocemos hoy en nuestra iglesia, y los sacramentos prehispánicos, específicamente entre los aztecas. Me lo dijo hace mucho tiempo, y ahora puede investigar un poco y encontré bibliografía al respecto.

Resulta que el tiempo había borrado la perfección del mandamiento dado por el Salvador a los nefitas, y ahora los aztecas realizaban la ceremonia de una manera diferente.

Aun así, quedé muy sorprendido al saber que la ordenanza de los sacramentos, se siguió llevando entre los aztecas (a su manera), 1500 años después de que Cristo la enseñara a los nefitas (muy probablemente en tierras mesoamericanas).

En la revista de “Arqueología Mexicana”, se reseña una actividad religiosa entre los aztecas o mexicas, donde hacían una figura humana con amaranto (dulce mexicano con miel o azúcar), y en festividades importantes, se los comían en honor de un dios, generalmente Huitzilopochtli. Aquí la nota bibliográfica:

En las fiestas dedicadas a Huitzilopochtli (Dios de la guerra) … las mujeres elaboraban una figura del dios con tzoalli (amaranto)…los molían, y suponemos que se tostaban muy delicadamente, pues con la harina “muy sutil” se amasaba y forjaba el cuerpo del numen (Dios)... Este proceso seguramente también se utilizaba en la elaboración de imágenes de otras divinidades… los que iban a morir eran alimentados ritualmente con unos tamales “rollizos” (color rojo), de amaranto” (Arqueología Mexicana núm. 138, pp. 26-33.)

Después que la sagrada ordenanza de tomar el pan y el agua, la enseñara Jesucristo a los pobladores de América, con el tiempo se desvirtuó, de tal manera que solo quedaron pedacitos de simbolismos. Por ejemplo, los aztecas hacían una figura humana (estatua, dice el cronista), donde la agregaban al amaranto el color rojo, supongo que, para simbolizar la sangre (y dicho color lo sacaban de un gusano), para que el alimento fuera como el cuerpo y la sangre del dios Huitzilopochtli.

Aquí está la referencia:

Según Alvarado Tezozómoc, Huitzilopochtli, después de una sangrienta batalla, ordenó: “haced de mi propio cuerpo una estatua llena de izcahuitli”, “un gusano o marisco (de lagunas), rojo como sangre”. (Arqueología Mexicana núm. 138, pp. 26-33.)

En otra parte de las crónicas españolas se dice algo que es sumamente relevante:

“... Este mismo religioso dominico (Durán), dice que las representaciones de los dioses hechas con tzoalli (amaranto), eran hechas por gente común, que …ingería las imágenes de tzoalli como un acto de expulsión de males o de prevención, de alianza o renovación. (Arqueología Mexicana núm. 138, pp. 26-33.)

Dice el cronista que comían las figuras con la representación de sus dioses, como un acto de renovación. Imaginen que los aztecas comían el cuerpo de su dios Huitzilopochtli como un acto de alianza y renovación.

La relación es magnífica porque nosotros en la Iglesia Restaurada comemos y bebemos de manera simbólica, el cuerpo y la sangre, representado por del pan y del aguan entre otras cosas para renovar nuestros convenios.

(Representación pictográfica de Huitzilopochtli)

En resumen.

Jesucristo vino a América después de su Resurrección e instituyó los sacramentos utilizando pan y vino, para que una vez bendecido, lo comieran en memoria de su cuerpo, recordando lo que hizo por ellos.

Ese mismo sacramento se perdió con el pasar del tiempo, incluso por la misma apostasía, de tal forma que lo encontramos entre los aztecas, pero de manera tergiversada. Lo rescatable del asunto es que, a pesar de más de 1500 años después de que Cristo lo enseñó a los nefitas, el pueblo azteca, aún celebraban el sacramento del pan, con la figura del cuerpo de su principal dios, hecha de amaranto (conocido también como "alegría), y a veces pintado de color rojo simbolizando la sangre. Lo comían para su renovación y para recordarlo siempre.

Este conocimiento es otro granito de los muchos que hay para mostrar que efectivamente Cristo vino a América, que se enseñaron los sagrados sacramentos y que efectivamente el Libro de Mormón es histórico. Para mí es un paralelismo impresionante que deseo haya sido interesante para ustedes, tanto como lo fue para su servidor.

Quedan pendiente el tema del vino en América en épocas prehispánicas, pero eso lo abordaremos en otro momento.

Gracias y hasta la próxima.


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