(Prof. Javier Tovar)
En la antigüedad, específicamente en la época prehispánica, hubo templos que fueron lugares muy sagrados, centros religiosos que tuvieron la función de adquirir conocimientos además de la realización de ritos u ordenanzas . En nuestro país, dichos templos se llamaron Zacualli o Teocalli. lo cual significa “Casa de Dios”. A esos templos les conocemos comúnmente como ruinas o zonas arqueológicas.
Un dato interesante es que la religión y la astronomía estaban muy unidos, ambas cosas; ciencia y religión, se complementaban en la sabiduría integral de nuestros antepasados. Entre los años 600 y 850 D.C. aprox. los mayas de Chiche-Itza construyeron en su templo un portento de la arquitectura, hicieron un maravilloso observatorio, hoy se conoce como “el caracol”. Tenía como finalidad principal observar al planeta Venus, astro con el que comparaban a Kukulcán, el dios Blanco y barbado. Este dios en el centro de México fue llamado Quetzalcoatl, en el ámbito cristiano se llamó Jesucristo. Pues bien, Él era tema de enseñanza religiosa y de observaciones astronómicas frecuentes e el mundo Mesoamericano.(Foto 1. Observatorio del Templo de Chichen-Itzá).
Los astrónomos antiguos eran vistos dentro de una connotación religiosa importante; eran sabios que trataban asuntos entre la ciencia y la espiritualidad y así fundamentaban la llamada visión cosmogónica prehispánica. Los astrónomos por lo tanto eran sacerdotes (religión) y sabios (ciencia).
Los antiguos mexicanos tenían una visión muy distinta de la ciencia y la religión, mientras en la cultura occidental una no tiene nada que ver con la otra. Para los antiguos pobladores de estas tierras, la ciencia y la espiritualidad se complementaban. (Foto 2. Observador del cielo).
Los templos por su origen eran de dos formas; los templos naturales, que podían ser elevaciones como los cerros y las montañas. ejemplo el Popocatépetl, El Tepozteco y el Citlaltépetl. Magníficos lugares para hacer cálculos astronómicos y aprender de espiritualidad. Y por otra parte habían los templos construidos por el hombre, tales como Chichen-Itzá, Uxmal, Templo Mayor, Mitla, El Tajín, etc, templos donde se construían observatorios para llevar el registro de los ciclos planetarios.
Ambos tipos de templos se construían, (salvo pocas excepciones), en lugares altos y abiertos donde se podía ver el cielo claramente. Un ejemplo clásico de lo anterior fue Xochicalco, en el estado actual de Morelos, donde los sacerdotes de distintas regiones de América se reunían para ajustar el tiempo de vez en cuando a fin de llevar las cuentas correctas de sus 3 calendarios (Foto 3. Xochicalco).
Pues bien, en la época que la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los últimos días, estaba construyendo el templo de Lago Salado (1853-1893), también había un observatorio, era igual en su objetivo al de los templos prehispánicos, sirvió para estudiar las constelaciones y para adquirir conocimiento de los planetas y las estrellas.(Foto 4. Observatorio en el Templo de Lago Salado).
El observatorio de la iglesia estuvo en la esquina sureste del Templo de Lago Salado, dicho observatorio tenia como investigador al apóstol Orson Pratt, quien se interesaba mucho en observar al cielo y específicamente conocer, como dijimos, de los planetas y otras creaciones de Dios. Elder Pratt, se distinguió por ser un hombre entendido en la doctrina y en la ciencia en general (Foto 5. Orson Pratt).
El investigador y erudito SUD, Terry L Givens, (a quien recomiendo leer sus escritos ampliamente), en su estudio titulado "By Study and also by Faith", menciona respecto al observatorio que estuvo a un lado del templo de Lago Salado: “el templo y el observatorio son portentosos símbolos físicos de la adquisición de conocimiento tanto por el estudio como por la fe. Por lo que la ciencia y la fe pueden apoyarse para adquirir mayor conocimiento". (D. y C. 88: 118).
La mayor admiración que tengo es reafirmar que los templos antiguos prehispánicos de México, contaban con observatorios dentro de sus templos, que les servían para conocer de astronomía, de las revoluciones de los planetas, de la cuenta de los años y que también junto con la religión se conjuntaban y se unían (ciencia y religión) para tener una mayor conocimiento de las cosas.
Asombroso es saber que hubo un observatorio en la edificación del templo de Lago Salado, pero honestamente también sorprende saber que en el México Prehispánico, era costumbre tener observatorios en los templos desde tiempos inmemorables.
Una vez mas los lazos de los acontecimientos de nuestra iglesia, los temas del Libro de Mormón y nuestra historia, se vuelve a enlazar.
Es importante recordar que en el año 588 a.C. aprox. Nefi menciona que en la Tierra Prometida (América) edificó un templo, según el modelo de Salomón (2 Nefi 5:16), lo cual es importante tomarlo en cuenta como un antiguo registro, pues significa que efectivamente habían templos en el continente americano y por otra parte, en el mismo Libro de Mormón, se menciona que llevaban las cuentas de los días, que observaban los cielos y llevaban registros de ellos. Por lo tanto y como consecuencia, Alma sabía (en el año 74 a.C. aprox.) que “todos los planetas se mueven en su orden regular”, como lo registra El Libro de Mormón (Alma 30:44).
Aquí tenemos una vez mas interesantes analogías entre el Libro de Mormón, el Templo de Lago Salado y los templos prehispánicos de México.
En resumen: Ciencia y fe (observatorios y templos), se unieron y sirvieron para adquirir mas conocimiento acerca de las creaciones del mas alto Dios, Nuestro Padre Celestial.
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