lunes, 21 de octubre de 2024

"EL MESÍAS EN MESOAMÉRICA"

Por el Profesor Javier Tovar 

Conozco a muchas personas que se quedan confundidas o sorprendidas cuando alguien menciona que Jesucristo vino al continente americano después de su “Resurrección”.

Los Santos de los Últimos Días no debemos sorprendernos por una declaración de este tipo, especialmente si tenemos un testimonio de que el Libro de Mormón es verdadero, ya que al tener un conocimiento pleno y verdadero, sabemos perfectamente que El Salvador llegó a tierras americanas, aunque la historia académica de un país lo niegue.

(Pintura de Israel Trejo)

Así que si sabemos que el Libro de Mormón es verdadero, no deberíamos tener ninguna duda de que Cristo vino a América, porque incluso la Biblia lo anunció:

“También tengo otras ovejas que no son de este redil; También a ellas debo traerlas, y oirán mi voz, y serán un solo rebaño y un solo pastor. (Juan 10:16).

El Libro de Mormón menciona que se dieron señales tanto de su muerte como de su resurrección en América. (Helamán 14:20-27).

Cristo vino a América después de su Resurrección. La pregunta es ¿dónde terminó?

Afortunadamente hay investigadores en todo nuestro continente y el mundo que tienen su propia opinión, y eso es como un trabajo multidisciplinario, donde unos investigan por un lado y otros por el otro. Comparto la idea de que el Libro de Mormón tuvo lugar en el Área Mesoamericana.

Se habló mucho aquí del “Dios de túnica blanca y barba” que vino del cielo para estar con los hombres.

El mencionado Dios vestido de blanco que descendió del cielo a la tierra fue llamado “Quetzalcóatl”, que significa “serpiente-quetzal”, o “serpiente emplumada”, dando a entender que la serpiente representa a la tierra y las plumas de quetzal al cielo. Significa: "El dios del cielo que descendió a la Tierra".

Los atributos de la figura representan los atributos de Jesucristo: ejemplo. Las plumas del quetzal. ¿Qué es un hermoso pájaro con una cola larga? Representan la belleza que está en el cielo, como Jesucristo.

El caracol blanco en su pecho es una espiral, que representa la eternidad, que también es representativa de Jesús.

(Quetzalcóatl, Códice Borgia)

La serpiente:

Suena extraño que los mesoamericanos representaran a Jesucristo como una serpiente en Mesoamérica, pero recordemos que también lo representaron de la misma manera en Israel. Lo podemos ver en las escrituras donde el Salvador fue representado como una serpiente de bronce, y colocada en un asta, sanó a todo aquel que la vio:

"Y Jehová dijo a Moisés: Hazte una serpiente ardiente, y ponla sobre una asta; y cualquiera que fuere mordido y mirare a ella, vivirá." (Números 21:8).

El quetzal.

El otro símbolo que se tomó para representar al “Ser Divino” en Mesoamérica fue el quetzal, una maravillosa ave que tiene una cola de hasta 90 centímetros de largo, que cuando vuela luce magnífica en los cielos. Los dos animalitos se derritieron; La serpiente y el quetzal dan como resultado una “serpiente voladora”: una “serpiente emplumada”.

Cristo llegó a América después de su resurrección y quedaron muchas representaciones arqueológicas e iconográficas del importante acontecimiento.

(Pintura de Israel Trejo)

Hay evidencia de esto en todas partes; Por ejemplo, Fernando Alba Ixtlixochitl menciona que:

Estaban en la mayor prosperidad cuando llegó a esta tierra un hombre al cual llamaban Quetzalcoatl y otros Hueman, por sus grandes virtudes, teniéndole por justo, santo y bueno, enseñándoles con obras y palabras el camino de la virtud y evitando los vicios y pecados, dándoles leyes y buena doctrina; y para apartarlos de sus deleites y de sus deshonestidades, instituyó para ellos el ayuno…

Los mesoamericanos conocían un dios que era justo y bueno y les enseñó la virtud. Sabemos que la bondad y la virtud son atributos de Jesús.

…volvióse ~hacia el mismo rumbo de donde había venido, que era hacia el Oriente, desapareciendo por Coatzacoalcos~' y al despedirse de aquella gente, les dijo que en los tiempos venideros, en un año que se llamaría Ce Ácatl, volvería y entonces su doctrina 'sería recibida, y sus hijos serían señores y poseerían la tierra, y que ellos y sus descendientes pasarían por muchas calamidades y persecuciones; y muchas otras profecías, que después se vieron muy claramente .

Por todas partes hay relatos de la visita del Mesías a este continente. Para muchas personas esta historia puede ser nueva, para otros es muy conocida. Sin duda, hay mucha controversia sobre esto. Pero el Libro de Mormón siempre ha dicho la verdad y nunca ha sido acusado de mentir con bases sólidas.

Los códices están llenos de ejemplos del Dios barbudo que vino a este continente.

Quetzalcoatl era conocido en todo el continente americano. En Mesoamérica, el “Mesías” fue nombrado en diferentes idiomas: Kukulcán entre los mayas, Cocijo entre los zapotecas, y tiempo después lo llamaron “Pecocha”, que significa profeta. (Manuel Martínez Gracida, "La familia del rey Cosijoeza").                  

Los mayas quichés de Guatemala lo llamaban Gucumatz.

Para todas las culturas prehispánicas era el mismo dios con un nombre diferente. El Dios que vino a este continente después de su resurrección, el que descendió del cielo a la “Tierra Prometida”, lo llamaban Quetzalcoatl, sabemos que él era el “Mesías Resucitado”. Toda Mesoamérica lo conocía, por lo que era representado de diferentes maneras: Dios del viento, del agua, del fuego, de la naturaleza, etc.

Como dije antes, el Mesías fue representado como la serpiente voladora, esta representación se puede observar en el hermoso vuelo del quetzal. Volando parece una serpiente voladora.

El quetzal es una maravillosa ave que se reproduce en Mesoamérica, sus plumas eran utilizadas en penachos por los principales gobernantes.

Cada sacerdote de Quetzalcóatl utilizaba plumas de la preciosa ave para significar su divinidad.

Los códices muestran a Quetzalcóatl con plumas de quetzal en la cabeza.

Un acontecimiento de tal magnitud, como la visita de un ser resucitado como Jesucristo a América, no pasó desapercibido, por lo que las culturas mesoamericanas lo inmortalizaron en códices, templos y leyendas.

Incluso durante la Conquista, los mismos españoles se sorprendieron al saber que los pueblos de Mesoamérica esperaban al Dios de ropa y barba blancas.

Me han preguntado por qué existen leyendas o historias de Jesucristo que aparecen en otras partes de nuestro propio continente, insinuando que el Libro de Mormón sucedió en sus países de origen.

Respondo que es muy posible que una vez que Jesucristo apareció en Zarahemla (hipotéticamente pensando que fue en Mesoamérica), pudiera visitar otros países sin ningún problema, ya que incluso mencionó que tenía otras ovejas que debía visitar.

Y no se refería a la misma escritura que está en la Biblia citada arriba, sino que son palabras que cito, ya estando en América. Pocas personas se dan cuenta de la importancia de esta escritura porque la confunden con las palabras que citó estando en Jerusalén, pero la que cito a continuación fue dicha estando en América, lo que significa que se refería a otras ovejas, que no eran de Jerusalén, ni de Mesoamérica (en el caso de ser la tierra del Libro de Mormón, sino que se refería a otros lugares, seguramente Sudamérica y/o Norteamérica, o las Islas del Pacífico:

Y de cierto, de cierto os digo que tengo otras ovejas que no son de esta tierra, ni de la tierra de Jerusalén, ni de ninguna de las partes de la tierra de alrededor donde he estado para ejercer mi ministerio . ” (3 Nefi 16:1)

En resumen, El Libro de Mormón relata la visita de Cristo al continente americano después de su resurrección; este acontecimiento único también quedó registrado en las culturas de Mesoamérica; En códices, en piedra y en leyendas, quedó escrita la visita del Mesías a las culturas prehispánicas de este continente.

Las culturas mesoamericanas lo llamaban Quetzalcóatl, nombre que significa “serpiente emplumada”, para significar los atributos del Dios que bajó del cielo a la Tierra para ministrar a los hombres.

La evidencia del Mesías en nuestro continente está en todas partes, no sólo en textos de cronistas españoles de la época prehispánica, sino también en monolitos, códices, estelas, etc. Es cuestión de saber verlos.

Cristo vino a América y dijo a sus habitantes: “Y de cierto os digo que vosotros sois aquellos de quienes dije: 'Tengo otras ovejas que no son de este redil; a aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un solo rebaño, y un solo pastor.'”

Gracias y hasta la próxima.




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Lecturas consultadas:

“Ehecatl Quetzalcoatl del Horizonte Preclásico”. Página 50.

https://cdigital.uv.mx/.../123456789/3305/1957002P45.pdf...

“Quetzalcóatl en el Clásico”.

https://www.museivaticani.va/.../collez.../quetzalcoatl.html

“El laberinto de Quetzalcóatl”

http://www.scielo.org.mx/pdf/ep/n3/0185-1616-ep-03-61.pdf




lunes, 14 de octubre de 2024

“LOS SACRAMENTOS ENTRE LOS AZTECAS”

Por el Prof. Javier Tovar – De Central de las Escrituras.

Hoy les daré a conocer un tremendo paralelismo que encontré entre el Sagrado Libro de Mormón y una costumbre ancestral azteca, relacionada con la práctica de tomar sacramentos, que los Santos de los Últimos Días conocemos perfectamente, porque la celebramos cada domingo.

Como sabemos, en el Libro de 3 Nefi está una escritura donde relata como Jesucristo, luego de su Resurrección vino a este continente, ministró y enseñó acerca de los sacramentos (pan y agua).

Los sacramentos entre los nefitas.

Una vez que vino a América después de su Resurrección, enseñó como administrar los sacramentos:

Primero mandó a sus apóstoles que le llevaran pan y vino

“Y aconteció que Jesús mandó a sus discípulos que le llevasen pan y vino” (3 Nefi 18:1).

Posteriormente hizo lo que los santos de la Iglesia restaurada hacemos semanalmente, es decir, una vez bendecidos, comemos y bebemos:

“Y cuando los discípulos hubieron llegado con pan y vino, tomó el pan y lo partió y lo bendijo; y dio a los discípulos y les mandó que comiesen”. (3 Nefi 18:3).

Después les explico la razón de hacer esa ordenanza:

“Y haréis esto en memoria de mi cuerpo que os he mostrado. Y será un testimonio al Padre de que siempre os acordáis de mí…”. (3 Nefi 18:7).

Lo mismo sucedió con el vino:

“Y siempre haréis esto por todos los que se arrepientan y se bauticen en mi nombre; y lo haréis en memoria de mi sangre…” (3 Nefi 18:11).

El pan se comería en memoria (o representación) de su cuerpo, y el vino en memoria de su sangre.

Esta enseñanza quedó como mandamiento y costumbre en aquella cultura que la recibió directamente del Salvador, pero con el tiempo vino la apostasía y se olvidó el verdadero objetivo, quedando solo reminiscencias de una ordenanza completa y salvadora.

Los sacramentos entre los aztecas.

Hace mucho tiempo mi compañero Raúl Torres (q.e.p.d.), me comentó que había una relación muy clara entre los sacramentos como lo conocemos hoy en nuestra iglesia, y los sacramentos prehispánicos, específicamente entre los aztecas. Me lo dijo hace mucho tiempo, y ahora puede investigar un poco y encontré bibliografía al respecto.

Resulta que el tiempo había borrado la perfección del mandamiento dado por el Salvador a los nefitas, y ahora los aztecas realizaban la ceremonia de una manera diferente.

Aun así, quedé muy sorprendido al saber que la ordenanza de los sacramentos, se siguió llevando entre los aztecas (a su manera), 1500 años después de que Cristo la enseñara a los nefitas (muy probablemente en tierras mesoamericanas).

En la revista de “Arqueología Mexicana”, se reseña una actividad religiosa entre los aztecas o mexicas, donde hacían una figura humana con amaranto (dulce mexicano con miel o azúcar), y en festividades importantes, se los comían en honor de un dios, generalmente Huitzilopochtli. Aquí la nota bibliográfica:

En las fiestas dedicadas a Huitzilopochtli (Dios de la guerra) … las mujeres elaboraban una figura del dios con tzoalli (amaranto)…los molían, y suponemos que se tostaban muy delicadamente, pues con la harina “muy sutil” se amasaba y forjaba el cuerpo del numen (Dios)... Este proceso seguramente también se utilizaba en la elaboración de imágenes de otras divinidades… los que iban a morir eran alimentados ritualmente con unos tamales “rollizos” (color rojo), de amaranto” (Arqueología Mexicana núm. 138, pp. 26-33.)

Después que la sagrada ordenanza de tomar el pan y el agua, la enseñara Jesucristo a los pobladores de América, con el tiempo se desvirtuó, de tal manera que solo quedaron pedacitos de simbolismos. Por ejemplo, los aztecas hacían una figura humana (estatua, dice el cronista), donde la agregaban al amaranto el color rojo, supongo que, para simbolizar la sangre (y dicho color lo sacaban de un gusano), para que el alimento fuera como el cuerpo y la sangre del dios Huitzilopochtli.

Aquí está la referencia:

Según Alvarado Tezozómoc, Huitzilopochtli, después de una sangrienta batalla, ordenó: “haced de mi propio cuerpo una estatua llena de izcahuitli”, “un gusano o marisco (de lagunas), rojo como sangre”. (Arqueología Mexicana núm. 138, pp. 26-33.)

En otra parte de las crónicas españolas se dice algo que es sumamente relevante:

“... Este mismo religioso dominico (Durán), dice que las representaciones de los dioses hechas con tzoalli (amaranto), eran hechas por gente común, que …ingería las imágenes de tzoalli como un acto de expulsión de males o de prevención, de alianza o renovación. (Arqueología Mexicana núm. 138, pp. 26-33.)

Dice el cronista que comían las figuras con la representación de sus dioses, como un acto de renovación. Imaginen que los aztecas comían el cuerpo de su dios Huitzilopochtli como un acto de alianza y renovación.

La relación es magnífica porque nosotros en la Iglesia Restaurada comemos y bebemos de manera simbólica, el cuerpo y la sangre, representado por del pan y del aguan entre otras cosas para renovar nuestros convenios.

(Representación pictográfica de Huitzilopochtli)

En resumen.

Jesucristo vino a América después de su Resurrección e instituyó los sacramentos utilizando pan y vino, para que una vez bendecido, lo comieran en memoria de su cuerpo, recordando lo que hizo por ellos.

Ese mismo sacramento se perdió con el pasar del tiempo, incluso por la misma apostasía, de tal forma que lo encontramos entre los aztecas, pero de manera tergiversada. Lo rescatable del asunto es que, a pesar de más de 1500 años después de que Cristo lo enseñó a los nefitas, el pueblo azteca, aún celebraban el sacramento del pan, con la figura del cuerpo de su principal dios, hecha de amaranto (conocido también como "alegría), y a veces pintado de color rojo simbolizando la sangre. Lo comían para su renovación y para recordarlo siempre.

Este conocimiento es otro granito de los muchos que hay para mostrar que efectivamente Cristo vino a América, que se enseñaron los sagrados sacramentos y que efectivamente el Libro de Mormón es histórico. Para mí es un paralelismo impresionante que deseo haya sido interesante para ustedes, tanto como lo fue para su servidor.

Quedan pendiente el tema del vino en América en épocas prehispánicas, pero eso lo abordaremos en otro momento.

Gracias y hasta la próxima.


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lunes, 7 de octubre de 2024

"ALMA Y KORIHOR- DIFERENTES VISIONES".
Por Prof. Javier Tovar – Central de las Escrituras.

Estaba analizando el Libro de Mormón y encontré lo que considero un tesoro espiritual; no es tema arqueológico, pero igual puede ser de utilidad.
Anteriormente me preguntaba porque en el Libro de Alma 30, narra que Korihor no podía ver el poder de Dios en lo que lo rodeaba, y hoy volví a pensar en el tema.
Me pregunté ¿por qué razón no podía ver lo que Alma veía claramente?, y esto es lo que encontré:
En una discusión entre Alma y el anticristo Korihor (en el año 76 a.C.), se escribió lo siguiente:
“…si me muestras una señal para que me convenza de que hay un Dios, si, muéstrame que tiene poder, y entonces quedaré convencido de la verdad de tus palabras”. (Alma 30:43).
Korihor, entre otras cosas, negaba la existencia de Dios, pedía señales a Alma, y enseñaba que la Expiación no era cierta, sino que cada hombre en esta vida, a cada uno le tocaba de acuerdo con su habilidad.


Alma le contestó:
“…Ya has tenido bastantes señales; ¿quieres tentar a tu Dios? ¿Dirás: Muéstrame una señal, cuando tienes el testimonio de todos estos tus hermanos, ¿y también de todos los santos profetas? Las Escrituras están delante de ti; “…sí, y todas las cosas indican que hay un Dios, sí, aun la tierra y todo cuanto hay sobre ella, sí, y su movimiento, sí, y también todos los planetas que se mueven en su orden regular testifican que hay un Creador Supremo”. (Alma 30:44).
Seguramente les ha pasado que cuando no estamos viviendo los mandamientos, no podemos ver con claridad las cosas de nuestro alrededor. No podemos ver con detenimiento el cielo, el sol, las nubes. Es más, a veces no vemos nada de lo que nos rodea.
En cambio, cuando tenemos la inspiración del Espíritu Santo, por estar en armonía con Dios, nuestra visión de la vida es maravillosa.
Cuando estamos viviendo el evangelio de Jesucristo, podemos ver la belleza de las montañas, el verdor de los árboles, la forma de las nubes. Podemos incluso maravillarnos por las flores, nuestro espíritu se ensancha de alegría por ver cada detalle de la naturaleza.
Es evidente la diferencia entre ver espiritualmente y ver temporalmente.
Cuando vemos con los ojos espirituales el cielo, los planetas, la luna, las flores, nos da alegría, nuestra mente se aclara hasta podemos sentimos latir más fuerte nuestro corazón. Cuando no tenemos el espíritu, cuando estamos alejados de Dios. Nada tiene significado para nosotros.
Eso le pasó a Korihor , él no tenía el espíritu. El versículo 44 del mismo Libro dice: “…Ya has tenido bastantes señales”. Y Korhior, no podía ver ninguna señal ni las maravillas que lo rodeaban (que eran el testimonio del Dios vivo).
Por otro lado, Alma podía ver claramente el poder divino en dichas creaciones: “…la tierra y todo cuanto hay sobre ella…”. (Alma 30:44).
Ver con ojos espirituales es muy diferente que ver con ojos naturales. Las escrituras de Alma arriba citadas, nos enseña a notar las diferencias.
Korihor ya no podía ver el poder de Dios en las cosas que lo rodeaban, porque estaba cegado y había sido engañado por el diablo, enseñando sus actos inmorales y destructivo.
En cambio, Alma podía ver dicho poder en todo su esplendor, tanto en las montañas, en el giro de los planetas y en todas sus creaciones, porque era un discípulo de Jesucristo.
No cabe duda de que es una enseñanza sencilla, pero magnífica.


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lunes, 23 de septiembre de 2024

“A UNOS MOSTRÓ SUS MANOS, A OTROS SU COSTADO”.

Prof. Javier Tovar – Central de las Escrituras.


No deja de asombrarme el Libro de Mormón, cada día que pasa me doy cuenta de su valor y de sus significados, no tengo duda alguna que es un Libro Sagrado, sin duda una dádiva de Dios.
Leer 3 Nefi es algo maravilloso y a la vez triste. Maravilloso porque Cristo resucitó y después vino al continente americano, y triste porque habla de la ejecución de nuestro hermano perfecto.
El Libro de Mormón y la Biblia son un testimonio de la obra magna del Redentor.
La Crucifixión del Salvador es un tema que debemos tratar con mucho respeto, porque fue un acto de amor universal. Con esa solemnidad les comento un detalle que es muy importante, por lo menos para mi.
Hace poco estaba viendo un video en un canal de Youtube titulado “Kirk Magleby’s Declassified Book of Mormon Geography Guide”, el tema era de la Geografía del Libro de Mormón. Me gustó mucho el contenido, pero hay algo que me llamó la atención a propósito del Libro de 3 Nefi.
Kirk Magleby dijo que hay un detalle pequeño pero muy significativo en el momento que El Salvador mostró sus heridas, después de su Resurrección.
Se refiere a la variante de la parte del cuerpo del Cristo herido, que mostró tanto a los pobladores de Jerusalén, como a los del continente americano.
Dice la Biblia que una vez resucitado, Cristo le dijo a Tomás lo siguiente:
“ …Pon aquí tu dedo y mira mis manos; y acerca acá tu mano y ponla en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente”. (Juan 20:27).
Note usted que lo primero que muestra a los judíos son sus manos lastimadas. Incluso le dijo a Tomás que pusiera su dedo alli, justo en sus manos. Después le dijo que pusiera su mano en su costado.
Pero cuando Jesús se presenta en América, cambia la mano por el costado. En esta ocasión, con los nefitas, pide primero que metan sus manos en su costado, posteriormente en sus manos y pies.
Levantaos y venid a mí, para que metáis vuestras manos en mi costado, y para que también palpéis las marcas de los clavos en mis manos y en mis pies, a fin de que sepáis que soy el Dios de Israel, y el Dios de toda la tierra, y que he sido muerto por los pecados del mundo.
Y aconteció que los de la multitud se adelantaron y metieron las manos en su costado, y palparon las marcas de los clavos en sus manos y en sus pies; y esto hicieron, yendo uno por uno, hasta que todos hubieron llegado; y vieron con los ojos y palparon con las manos, y supieron con certeza, y dieron testimonio de que era él, de quien habían escrito los profetas que había de venir”.(3 Nefi 11:14,15).
¿Porqué en Jerusalén, Jesucristo primero mostró las manos y no el costado como en América?
Esta pregunta podemos contestar sabiendo que el medio de ejecución romana mas horrible, era poner clavos en las manos y en los pies: Crucificando.
En cambio el método más espantoso de sacrificar en la Mesoamérica (conjunto de culturas de México, Guatemala, Honduras, Belice), era la de perforar el costado para extraer el corazón.
A los sacrificados generalmente los ponían en un altar y allí los mataban abriendoles el costado.
El Salvador quiso convencer a los judíos y a los nefitas incrédulos, que había sido sacrificado y que había resucitado y sabiendo que, los judíos estaban familiarizados con el tormento romano de perforar manos y pies, quiso mostrar sus heridas de la mano como testimonio del sacrificio expiatorio. A los americanos primero les mostró su costado.
Para la gente de América, el martirio en manos y pies, como lo acostumbraban los romanos en Jerusalén , no era conocido, más bien era diferente al sacrificio mesoamericano, que se hacía hiriendo el costado para extraer el corazón.
Los mesoamericanos se iban a convencer e impactar mas, viendo y palpando las marcas de su costado que la de sus manos.
En otras palabras: Jesucristo primero mostró sus manos a los judíos y a los mesoamericanos su costado. El propósito era que supieran que era el Mesías esperado, el que iba morir por todos y el que iba resucitar para siempre jamás.
Este detalle, es otro mas, sumado a los otros que existen, de que efectivamente, mesoamérica fue la tierra donde sucedieron los hechos del Libro de Mormón.
Cabe la posibilidad de que no tenga ningun significado el hecho de que Jesucristo haya mencionado primero una parte de su cuerpo resucitado a los judíos y otra diferente a los mesoamericanos, puede ser, pero las citas bíblicas y de los libros sagrados siempre tienen una profundidad en su lectura y éste puede ser el caso. Por eso se los comparto.
Hoy, el logo de nuestra iglesia muestra a nuestro hermano Jesucristo con las heridas de su crucifixión, para recordarnos siempre, que el fue crucificado por nosotros, y para que no olvidemos nunca que gracias a su sacrificio, todos podremos resucitar y ser salvos según nuestros merecimientos.

Bendiciones de lo alto para todos.


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lunes, 29 de julio de 2024

"LAS LLORONAS O PLAÑIDERAS EN EL LIBRO DE MORMÓN"

Por el Prof. Javier Tovar Baltazar
De Central de las Escrituras.


Hace poco en una noche muy tranquila, tomé mi Libro de Mormón y empecé una lectura. Después de un tiempo me dio sueño, así que decidí ir a dormir. Me quedé intrigado con la historia de Ammón y el rey Lamoni, deseaba seguir aprendiendo, así que puse el audio para seguir escuchando el Sagrado Libro, mientras me dormía.
Apenas estaba reconciliado el sueño, cuando escuche el siguiente versículo:

“Y aconteció que sus siervos lo levantaron y lo llevaron a su esposa, y lo tendieron sobre una cama; y permaneció como si estuviera muerto por el espacio de dos días y dos noches; y su esposa y sus hijos e hijas lloraron por él según la costumbre de los lamanitas, lamentando en extremo su pérdida". (Alma 18:43)

Al escuchar el anterior versículo, específicamente donde dice que “sus hijas lloraron, según la costumbre de los lamanitas, lamentando en extremo su pérdida”, me levante rápidamente y busque la lectura para no perder lo que acababa de oír.


Las últimas dos líneas donde dice: “lloraron por él (rey Lamoni)”, “…lamentando en extremo su pérdida”, fue algo importante para mí.
Recordé que cuando estudiaba arqueología, leí que los españoles reportaron que, cuando había un funeral entre los aztecas, las mujeres lloraban exageradamente como parte de sus costumbres, incluso en ocasiones, contrataban a mujeres para que lloraran de manera exagerada en los sepelios. 
Cuando leí otra vez el versículo, y recordé las costumbres prehispánicas (antes de la llegada de los españoles a América), encontré una conexión entre lo que Mormón escribió y las costumbres mesoamericanas.


(Plañideras entre los aztecas)

El Libro de Mormón es un texto maravilloso, excepcional, espiritual, con mensajes eternos. Al ser verdadero, es entendible que existan datos históricos que se correlacionan entre la historia del Libro Sagrado, con la historia del México Prehispánico.
Si los hechos del Texto Sagrado sucedieron en Mesoamérica, es lógico que existieran costumbres parecidas entre los pueblos del Libro de Mormón y los pueblos prehispánicos.


Reitero, en el México prehispánico existieron mujeres que eran contratadas para llorar en los funerales. Los españoles encontraron todavía vigentes dichas prácticas y a esas mujeres les llamaron “plañideras”, que en latín se dice ‘plangere’ o plañere que significa llorar. Entonces una “plañidera” era una mujer que se mantenía de lo que le pagaran o le dieran, por llorar de manera exagerada, en un funeral.
En una página en internet llamada “Aztecs” encontré el siguiente párrafo:
“Los aztecas empleaban plañideras “profesionales” para ayudar a los dolientes a sobrellevar su duelo: de una manera que permitía a las familias en duelo "sacar todo lo que tenían" y luego seguir adelante, de la manera más saludable posible”. 
Las “lloronas” o plañideras existieron desde tiempos remotos. Por ejemplo, los egipcios y los griegos también realizaban esta costumbre. En Latinoamérica incluso, hasta hace pocos años, todavía se alcanzaba a ver mujeres que se dedicaban a este raro oficio, por así llamarlo.
 

(A la izquierda plañideras en Atenas Grecia. A la derecha en el antiguo Egipto).

La conexión de las plañideras de los pueblos prehispánicos se conecta perfectamente con la costumbre de llorar en extremo como dice el Libro de Mormón.
El Libro de Alma: menciona que, una vez que Ammón enseñó al rey Lamoni acerca de la Creación, de La Caída de Adán, y de otras cosas, Lamoni reaccionó con sorpresa y arrepentimiento. La escritura dice que luego que clamó al Señor y pidió misericordia, cayó a tierra como si estuviera muerto.
De hecho, su familia pensó que había fallecido, pues por dos días y dos noches el rey no se movía.
Por eso al pensar que había muerto, los hijos e hijas “lloraron en extremo” la pérdida de su papá, según la costumbre lamanita.
Llama la atención que dice que “lloraron en extremo”, según la costumbre lamanita, eso deja entrever que más que llorar con sinceridad, lo hacían en exageración como rasgo cultural.
Cierto es que aquí no se habla de mujeres contratadas para llorar, pero si se hace hincapié en que el llanto era en “extremo”, es decir en exageración.
 La costumbre de llorar exageradamente fue una costumbre prehispánica, fue una práctica común en todo Mesoamérica. José Smith nunca supo de este tema, así que fue imposible que lo inventara. Él siempre dijo que tradujo el Libro de Mormón por el don y poder de Dios, así que el tema de las “plañideras”, en el Texto Nefita, comprobado con las costumbres prehispánicas, es un ejemplo más de la veracidad del Sagrado Libro.


“El arte del duelo” 
https://www.mexicolore.co.uk/aztecs/home/the-aztec-art-of-mourning

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